Tenemos una asignatura en la carrera en la que se introduce el ACV (Análisis del Ciclo de Vida). La idea es que para evaluar el impacto medioambiental se considere desde que se extraen las materias primas hasta que los deshechos se han procesado, o se han reaprovechado en caso de ser posible. Sin entrar en profundidad, a mí la disposición final de baterías y todos los semiconductores se me antoja una tremenda pesadilla, injustificable.
El coche eléctrico es un parche de gorilla glue en un tanque de 100.000 litros con un agujero del tamaño del ego de Lewis Hamilton. Vale para no tener concentraciones tremendas de gases de mierda en las grandes ciudades (bien, útil), pero no me parece una solución ecológica globalmente hablando. Creo que sería mejor dejar de promover la concentración de población y empresas en mega urbes y vivir en localidades más pequeñas, que no te exijan coger el coche para salir de tu mega barrio residencial hasta para comprar el pan.
Lo único positivo es no depender del petróleo, con sus precios manejados al antojo de pseudictadores y megacorporaciones, pero mientras la energía eléctrica no se regule por una clase política que no se va a lucrar de ella más adelante, eso será imposible. Y esto es otra opinión controversial más, pero es mía. El presente pasa por una base de nuclear. Ya se cambiará eso en un futuro, cuando la tecnología haya avanzado lo suficiente, pero ahora mismo y con la demanda tan elevada que hay (que también debería reducirse, pero el consumismo…) la única forma de no depender de terceros países y de tener una energía asequible para todos pasa por ahí.
Ale, ahí va mi hot take del día de hoy.