MX-5 desde La Rioja.
Buenas tardes a todos,
Me llamo Víctor, tengo 26 años y acabo de descubrir este foro.
Mi historia con los coches Japoneses viene de lejos, desde muy niño.
Tendría 4-5 años cuando iban a venir mis tios de Valencia unos días de visita por la zona, no los conocía para nada y miraba por la ventana atento para ver como eran, de repente entra en la calle un coche rojo que se me quedó marcado en la retina, posiblemente más que conocer a mis tios.
No recuerdo mucho más que bajar escopeteado cuatro pisos y escuchar como rugia semejante coche. ¡Se parecía a los de juguete que me compraba mi padre!
Un flamante Toyota Supra MKIV:
Esa foto es de aquel día, y creo que ese coche es lo único que recuerdo. ¡Una mente tan pequeña solo puede quedarse con lo más impactante!
Volví a verlo en una ocasión más tapado con una lona en un garaje cuando tenía 13-14 años.
Pese a verlo poco, encendió una chispa en mí, ese diseño tan agresivo, ese interior sacado de un caza de combate, ese sonido… No lo olvidé nunca.
Conforme pasaron los años seguí bastante interesado en la automoción en general, en cierto modo, gracias al ocio de la época era dificil olvidarlo: Need for Speed, A todo gas…
Más adelante ya fueron los simuladores de conducción, pero habiendo crecido con esos videojuegos me parecían lo más realista del mundo. ¡Qué ingenuo era y qué bien me lo pasaba!
Cuando llegó mi 18 cumpleaños me lancé directamente a por el carnet de conducir, aunque nada Japonés, tenía un trabajo a media jornada (muy mal pagado) y por azares del destino el jefe que tenía de aquella saldó una deuda conmigo a cambio de una Furgoneta, una Renault Kangoo D65, que mi padre, que estaba empezando su negoció me cambio felizmente por su Citroen Xantia:
Este coche me sirvió como una toma de contacto brutal para conocer la carretera y hacer mis primeras rutas.
No era rápido, y como buen Citroen de la época se caía a cachos todo excepto el motor. La pintura empezaba a estar quemada por el sol, las puertas tenían sus problemas, el interior se iba deshaciendo poco a poco, el botón del maletero estaba atascado, la calefacción tardaba 30 minutos en calentar y el aire acondicionado como mucho enfriaria a una hormiga… Pero siempre arracanba a la primera.
Eso si, era comodo (bendita hidroneumatica), espacioso y cargado de buenos recuerdos y un par de altavoces de mala calidad que tapaban lo justo ese sonido a tractor. Empezaban mis primeros kilometros y el gusto no solo a la estética y sonido de un coche si no a la sensación de estar detrás del volante.
Pasaron años así.
Poco después de la época del confinamiento “duro” lo jubilé con bastante pena, >700.000km en el cuenta kilómetros de los cuales por lo menos 100.000 eran míos, el resto casi en su totalidad de mi padre.
La causa ya era fuerza mayor, tenía el embrague mal y con esos kilometros y ese estado… Cualquier coche de 1.000€ iba a estar en mejores condiciones, el coste del arreglo prácticamente.
Mientras tanto tenía (y sigo teniendo) la Furgoneta, una auténtica fiera de 65 caballos de género no determinado, suspensión de papel y una carrocería hecha con las latas de atún más selectas de todo el vertedero, algún día prometo que os hablaré de ella. ¿Quereis sensaciones al volante? ¡Adelantar un tractor te hace sentir la muerte de cerca!
Creo que el confinamiento, unido a otras circunstancias familiares de ese momento me hicieron cortocircuitar y tomar más riesgos.
Se juntó estar encerrado en casa, el fallecimiento de mi padre después de una batalla contra el cáncer y haber conseguido un puesto laboral de teletrabajo permanente.
¡Solo se vive una vez, voy a comprarme un deportivo!
Pese a que me gustan mucho los coches he de reconocer que no tengo ni idea de mecánica, prácticamente soy un iletrado del funcionamiento bajo el capó, por lo que no buscaba nada concreto, sencillamente los modelos disponibles en mi zona.
Y un día llegó un anuncio interesante, Mazda MX-5 NB, 110.000km, a un precio que me podía permitir.
Había visto algún Miata en persona y no me gustaban nada, eran pequeños, biplaza, techo de lona y nada agresivos.
- ¡Mis largas piernas y mi trasero sibarita no van a encajar bien con este tipo de coche!
Siempre lo había pensado, acostumbrado a la alfombra mágica de Aladin que es un Xantia era un cambio opuesto en todos los sentidos, pero como digo, cortocircuité, había que tomar riesgos, dejar los prejuicios a un lado y vivir un poco. ¿Y si nos encierran otra vez?
Allá me fui al concesionario de segunda mano con mi madre.
- Es horrible, casi te da la cabeza contra el techo.
- En caso de accidente te vas a matar.
- Mira este Alfa Romeo, es mucho más bonito.
- ¿Y si te compras este Escarabajo?
¡Ay mamá! ¡No me generes más dudas!
En ese momento se me encendió la bombilla y le pedí al comercial dar una vuelta con el coche, lo sacó del concesionario y me dejó en una rotonda que da acceso a la circunvalación de Logroño, “tu lo llevas de vuelta”.
¡¡■■■■■!!
Una dirección precisa, un acelerador que responde, un sonido limpio y bonito, notaba toda la carretera.
Tardé 1 minuto en recomponerme nada más bajar del coche, sacar la tarjeta y decirle al comercial: “Cobrame la señal, tramitalo pronto por favor”.
Me había enamorado completamente, como digo, un modelo que jamás me hubiese planteado, que me parecía absurdo, claramente no entendia el concepto de este coche.
Es absurdo si, absurdamente divertido, y encaja justo con mis rutas favoritas llenas de curvas.
Cambió mi vida, no excesivamente, hacía mis rutas con el Xantia, pero de otra manera, ya no era un paseo, era sentir la carretera, no era el destino, era el viaje.
Complementé este coche con dos hobbys que fui descubriendo poco después, la fotografía y la impresión 3d.
Rutas, habitualmente nocturnas, con la cámara colgando y ningún destino en mente, siempre y cuando fueran con curvas y sin tráfico:
(A veces el destino también cuenta:)
Recalco, que curvas y sin tráfico pero sin hacer el tonto, no quiero cambiar este coche por una silla de ruedas, por un MR2 si eso me lo pienso.
Poco a poco le voy haciendo alguna cosilla, como digo, de mecánica ni idea, tampoco tengo donde meterle mano al coche, pero si he ido aprendiendo a hacerle algunas “mejoras” estéticas, como un pequeño tributo al Supra que cambió todo.
Unas ventilaciones inspiradas en ese coche y con un esquema de colores que me gusta más, y que me parece de juguete.
Poco a poco voy viendo que más cosas hacerle, al menos hasta dejarlo a mi gusto, que el interior me entre por los ojos.
¡Espero no haberos aburrido demasiado con mi presentación!
Aprovecho para preguntar, no conozco nada de eventos. ¿Hay alguna KDD pública interesante por la zona? ¿Algún evento anual que me recomendaríais no perderme?
PD: ¡Tanto se quejaba mi madre y a día de hoy adora este coche, incluso más que yo!
Un abrazo.