Como algunos sabéis, me registré para informarme a fondo acerca de los coches japoneses, más concretamente los modelos que me interesaban a la hora de comprarlos. Por diferentes motivos alargué mucho la compra, y finalmente he acabado con un coche no japonés, más concretamente un BMW E36.
La razón de esto ha sido ni más ni menos la inflación de precios que ha sufrido, sufre y seguirá sufriendo el mercado de coches japoneses en la segunda mano. Los coches japoneses siempre han sido vehículos distintos, con carisma; codiciados según qué modelos. Si me estás leyendo, en este club, es que por lo menos hay un modelo japonés que te aporta un sentimiento especial, algo que no sientes con otros modelos. En mi caso, la lista es larga.
Los motivos de la continua inflación de estos modelos son claros: cada vez hay menos y los dueños no quieren desprenderse de ellos, a pesar de sus problemas y sus años a las espaldas. Como dato, los precios de los objetos de segunda mano, sobre todo vehículos, aumentan con la crisis ya que los compradores no se pueden permitir algo de primera mano, así que acuden al mercado de segunda. Lógicamente a mayor demanda, los precios suben, y acaba afectando desde al RX-7 más precioso, a la chatarra más inmunda, esa lata francesa que no la quieren ni para el plan PIVE.
Pero la gente jóven como yo, con sueldos bajos y pequeños ahorros, no podemos hacer frente a esa inflación. No al menos, con sentido común. Ya que un coche, sea japonés, francés o coreano, no deja de tener unas características clave (potencia del motor, ubicación de la tracción, peso del chásis) que al final terminan determinando en gran medida el conjunto del coche. Los coches japoneses suelen aportar pluses como la estética, el sonido del motor, sus altas revoluciones, y un largo etcétera, dependiendo de los gustos de cada uno. Son características que muchas veces no se dan en otros fabricantes y al final creo que es lo que determina la compra de un vehículo u otro. Quieres ese coche japonés, pero por otro lado tienes el alemán, que no es tan estético, ni sube tanto de vueltas, pero oye, tiene la misma disposición de transmisión, potencia de motor similar… y es mucho más barato. Es entonces cuando te planteas, lo que yo me he planteado, una alternativa a ese modelo japonés que deseas, mucho más barata y a fin de cuenta muy similar en los aspectos más esenciales.
Quería compartir esta reflexión porque estoy seguro de que hay muchas personas en mi situación, que al final por la situación del mercado, no pueden cumplir su sueño, y al final, de forma indirecta, termina dañando esta cultura japonesa, tan bonita pero cada vez más inalcanzable.