Desde hace ya bastantes años soy aficionado al llamado “retro gaming”, es decir, a disfrutar con juegos antiguos tanto de consolas (mediante emuladores), como de PC.
Por norma general, suelo preferir juegos de estrategía y gestión, que son también los menos afectados por el desfase gráfico, pero los dos títulos que os comento hoy son de este genero, sino de carreras.
Se trata de las dos entregas de la saga Street Rod, en los cuales tomas la piel de un mecánico aficionado que, con un presupuesto limitado, debe adquirir un coche para competir en carreras callejeras.
Una vez adquirido el coche, es posible modificarlo cambiando el motor, la transmisión, el escape, e incluso afinar al máximo el comportamiento del motor de acuerdo a nuestra preferencia.
Los coches en cuestión son muscle cars de los años 60, como el Pontiac G.T.O., el Ford Torino, o el Dodge Charger, si bien al principio nos tocará conformarnos con un Ford Falcon V6, o un Mercury Monterrey, o un Plymouth Fury, a los que deberemos sacar el máximo partido apostando en carreras callejeras para conseguir comprar coches más potentes.